22.2.06

Sin nosotros

Era una noche de esas que sobrevienen a los cataclismos.
Entre abrumadoras e ingenuas,
noches que nacen en tantos atardeceres de Buenos Aires.
El teléfono era el mismo de siempre, el llanto conocido (era gratuito).
El diario era la salvación a la deriva o la excusa.
Las guitarras el puente.
Inútil tratar de comprender la locura
Y sin embargo la explicación se prolongó por horas.
La contradicción fue la reina de la noche.
Y nadie tiene la culpa verdad?
La contradicción y todo lo que ya no tiene nombre.